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BARCELONA: 2 de octubre 2007 y BURGOS

BURGOS:
"Aconsejamos ver los videos de Fernando Arrabal durante el monogràfico de Burgos"
www.festivalbem.com Luan
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BARCELONA:


Las espuelas y la carne Blog de Raul Herrero
Durante la cena que siguió a la conferencia el presidente del Círculo Ecuestre de Barcelona preguntó a Fernando Arrabal: “¿Cómo se ve la política española desde Francia?” El escritor permaneció unos segundos de silencio y espetó: “¿Me lo pregunta usted en serio?”. El presidente respondió con una afirmación. “Hace unos días, siguió el dramaturgo, me contaron que en un museo todas las mujeres se sacaron el pecho como protesta porque a una señora la habían expulsado del recinto porque daba de mamar a su hijo en público. Mientras en otros países se mueran de hambre ese tipo de actividades me parecen una tontería. ¿Qué importancia puede tener la política en España, o en Francia o en cualquier otro país? El capitalismo y la política, según ahora la entendemos, pronto desaparecerán. Es necesario un gobierno mundial que reparta la riqueza. Los problemas no pueden tratarse todavía por grupos, por naciones o por pueblos, los problemas deben solucionarse desde la globalidad.
(Había llegado al Círculo Ecuestre ese mismo día. Esperamos, el poeta Martín y yo, a Arrabal en un salón privado en el que nos obligaron a ponernos chaqueta y corbata. ¡Qué suerte! Cuando llegó Arrabal un hombre muy simpático, con modos suaves y firmes, como los revolucionarios más distinguidos, pidió al escritor que también se enfundara en una chaqueta. Arrabal dijo:¡Por favor suminístreme una pero ¡qué sea bien grande!. Un caballero se levanto de su sillón y pidió a Arrabal un autógrafo. Algunos son lo que son mientras otros son los adjetivos que tienen para calificarse.)
Arrabal, durante la cena, prosiguió: “En los años sesenta visité a mi amigo el poeta Antonio Fernández Molina en un pueblecito de unos 100 ó 200 habitantes, como mucho, llamado Alpedrete de la Sierra. Entonces acababa de regresar de un periplo ultramarino. Me costó más tiempo el viaje de París a este pueblo que de la capital francesa a Nueva York. La última parte del trayecto la tuvimos que hacer, Lis y yo, montados en mulas. Cuando llevaba unos días en Alpedrete entramos en lo único parecido a un bar que existía en el pueblo. Entonces el hombre que atendía el lugar nos preguntó: ¿Están ustedes veraneando en Alpedrete? A lo que respondimos que sí. El lugareño continuó: Pero han hecho ustedes muy mal porque se han alojado en la parte baja del pueblo, donde sólo hay gente de mal vivir. La próxima vez que vengan les aconsejo que se instalen en la parte alta porque todo es mucho mejor, somos hombres más educados. ¿Qué se puede esperar del hombre mientras se maneja en esos parámetros?, preguntó Arrabal.
(¿Qué concepto supera en cretinismo a la idea de considerarse mejor (o incluso superior) por el lugar de nacimiento?, se preguntaba un servidor a los postres.)
El poeta y leñador Martín Marcos y quien esto escribe asistíamos complacidos a la cena y ante las declaraciones de Arrabal sentimos una extraña satisfacción.
Apenas una hora después supe que el director de teatro Ángel Alonso (que con tanto genio ha representado varias obras de Arrabal) atesora, entre sus muchos otros méritos artísticos, la creación del programa El planeta imaginario, que tanto disfruté durante mi infancia. Desde ese momento vi a mi apreciado Ángel Alonso con los ojos del niño asombrado y sobrecogido por todos los regalos, como mi presencia junto a tantos amigos en la velada descrita, que me regalan los hados. Justo cuando regresaba a mi casa se desató el diluvio universal. ¡Ya era hora!